Se trata de exponer a la luz de la luna, desde la terraza o la ventana, el vaso de cristal transparente casi lleno de agua, a falta de dos o tres dedos. Se echa dentro la clara de un huevo y se deja toda la noche; por la mañana se recoge.
Si la clara de huevo ha subido mucho, con muchas pompas y como telas de araña, a modo de barquitos, quiere decir que el año va a ser muy positivo para la persona que ha realizado el ritual. Cuanto más suba la clara, mejor. Es más, si tiene una pompitas blancas como cabecitas de alfileres, blancas, de novia, va a ser un año extraordinariamente bueno. Por el contrario, si la clara se queda en el fondo, puede resultar un año no tan positivo.
Por último, recuerda que es importante recoger el vaso antes de que reciba demasiado sol matinal.